Vivir la liturgia en tiempos de la pandemia



Autor: S.E.R. Mons. Saba Esper, Arzobispo de Bosra-Hauran, Jabal al Arab and Golan
Traducción del árabe: Presbitera Mireille Shalhoub

Señor, ¿por qué estas benditas fiestas nos llegan de una manera tan inusual? ¿Acaso te agobiaste de nuestros intereses mundanos? ¿O te ofendimos al cambiarte por vestiduras que hicimos en tu nombre? ¿Acaso quisiste que abandonemos nuestro esmero, interés y satisfacción por unos rituales que nos apartaron de tu vivo rostro que obra en nosotros?

Qué penosa y dolorosa es tu Semana Santa este año, Señor. Quizá te negaste a recibirnos en los templos que construimos en tu nombre para que tú en cambio vengas a visitarnos en estas casas que creíamos nuestras pero que en realidad son tuyas. Ojalá lleguemos a comprender en esta intemperie en la que nos arrojaste la profunda dicotomía entre nuestros dichos y nuestros hechos (1 Jn 3:18), entre lo que creíamos que eras y lo que en realidad no es más que un mero susurro de tu nombre, aun cuando resulte hermoso y conmovedor.

Nos pediste que interpretemos lo que nos está pasando a la luz de tu radiante gloria, ¿quisiste enseñarnos este año a no distraernos de ti con cosas que creíamos que eran tuyas? Cuánto nos espanta el solo pensar que hayas rechazado nuestras ofrendas en vano, pues tú nos exhortas a que seamos nosotros las verdaderas ofrendas. Este año, las palabras de tu profeta Isaías nos asustan, oh Dios nuestro, porque parecen haber sido dirigidas especialmente a nosotros. ¿Acaso nos ocultas tu rostro por no habernos lavado y purificado, y por no habernos liberado del mal de nuestras obras? (Is 1:10.16)


He aquí que llegan los días de fiesta y nosotros estamos atrapados en nuestras casas, asustados y aterrados porque lo que creímos olvidar retorna de repente para ahogarnos y la muerte parece estar mucho más cerca de lo que pensábamos.¿Es que quisiste que finalmente aprendamos que solo tú eres la festividad y que por ello quieres celebrarlo en nuestro interior y no en los templos? O Maestro, el anhelo hacia tu templo nos consume y nunca nos dimos cuenta cuán precioso era tu templo para nosotros (Sal 69:9; Jn 2:17). ¿Será que tú nos prohibiste la entrada a tu templo a fin de que reconozcamos su valor y retornemos a tí después de esta epidemia como una sola comunidad que canta la verdad ya que tu sangre derramada ha lavado las manchas más oscuras de nuestras almas, y tu gloriosa resurrección nos ha purificado por dentro y por fuera?

Enséñanos Señor en esta festividad a que el propósito de nuestro ayuno sea nuestra salvación y no nuestra satisfacción, enséñanos a ayunar el ayuno que tú elegiste: el ayuno que nos libera de las cadenas del mal, que nos lleva a vivir en tu presencia en cada momento de nuestra vida. Entonces, nuestra luz alumbrará como el amanecer, nuestra salud rebosará, y tu justicia nos guiará (Psa 85:14).

Cuando erradiquemos el pecado de nuestras almas, y nos abstengamos de contradecir tus mandamientos, nos convertiremos en un templo vivo, digno de que mores en él, y nuestras noches oscuras se parecerán más a la luz del mediodía porque tú nos guiarás siempre (2 Cor 6:16). Entonces nos darás la vida de tu resurrección que ya no será nada más que un simple himno de la festividad.

Ven a nosotros Señor (Ap 22:20). Ven tú que verdaderamente resucitaste de entre los muertos, ven. Enséñanos que solo tú eres la festividad, su vino y su alegría. Quédate con nosotros Señor porque ya es tarde y el día acaba. ¿A quién iremos Señor si solo tú tienes palabras de vida eterna? (Jn 6:68)

NOTA: S.E.R. Mons. Saba Esper es un pastor muy activo en su arquidiócesis y también en los medios, particularmente en su página de Facebook donde se comunica a través de videos y reflexiones escritas. Recientemente publicó en árabe una breve introducción al Antiguo Testamento. Me pareció importante compartir este texto en el blog porque la pandemia del COVID19 nos ha planteado preguntas muy profundas acerca de cómo seguir adelante con nuestra vida de oración y la participación en los sacramentos. Estas inquietudes se ven claramente reflejadas en las palabras de Mons. Saba y además las argumenta sólidamente con alusiones a textos bíblicos cuyas referencias las agregué entre paréntesis porque me parecía necesario dentro del cuadro temático de esta página. 

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