Tres himnos litúrgicos según san Lucas
Tres himnos litúrgicos según san
Lucas
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Zacarías y Elisabet |
En el relato de la infancia de Jesús, en Lucas capítulos 1 y 2, encontramos
tres himnos que son sustanciales en la liturgia cristiana de Oriente y
Occidente. Sus nombres en latín son muy populares en español. Son, por orden de
aparición, el Magníficat
(1:46-55), el Benedictus (1:67-79) y
el Nunc dimittis (2:29-32). Cada
uno de los himnos van surgiendo en momentos particulares de la infancia del
Señor en Lucas y por ello se han difundido de tal manera que todas las
liturgias cristianas los rezan y los entonan a diario en todo el mundo.
En la liturgia greco-ortodoxa corresponde rezar el Magníficat todos los días en los matutinos, el Nunc dimittis en las vespertinas y el Benedictus en el servicio de las horas. Por otra parte, en la
liturgia católica romana también son leídos los himnos diariamente: el Benedictus en el oficio de la mañana (Laudes),
el Magníficat en el oficio de la
tarde (Vísperas) y el Nunc dimittis
en el oficio de la noche (Completas). Estos himnos son un epítome poético de la
fe y de la esperanza del Israel bíblico. Así, por ejemplo, cuando la Virgen
afirma en el Magníficat que el Señor “ha puesto los ojos en la pequeñez de su
esclava…, que ha hecho cosas grandes… y exaltó a los humildes” (1:48-52), lo
dice representando al Israel escatológico, al pueblo de Dios que espera la
llegada de los tiempos en que el Señor volverá a abrir las puertas de la
salvación.
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María y Elisabet |
San Lucas dispone el himno inspirado en la teología y el texto de Isaías, recordando
todos los hechos salvíficos que Dios plasmó en beneficio de Israel. Por otra
parte, algunos temas tan importantes como la santidad y la misericordia de Dios
que recurren permanentemente en los tres himnos se inspiran en el libro de los Salmos
(cf. Sal 33:21; 99:3 y 103:8 entre muchos otros). En el Magníficat se lo
presenta al patriarca Abraham como el padre de la fe en una clara alusión al
relato de Gn 12:3: “como
había anunciado a nuestros padres, en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos”
(Lc 1:55). Todo el Magníficat
refleja la visión mesiánica de un futuro rey justo que hará justicia y se comprometerá
por el pobre y el marginado. Asimismo, el
Benedictus retoma el tema de la visita de Dios a su pueblo que tantas veces
se menciona en el Antiguo Testamento (ver por ejemplo Ex 3:16). Muchas frases y
expresiones teológicas provienen del libro de Isaías como, por ejemplo, la idea
de preparar los caminos para la visita de Dios (Is 40:3), la similitud del
camino de la paz (Is 11:6) y la visión de la luz de la altura (Is 60:1), por mencionar
algunas de las más importantes.
En estos himnos también podemos leer a cerca
de los atributos del pueblo de Dios, entre los cuales se destacan, sobre todo,
la humildad y la indigencia de su gente. En el Magníficat, tanto María como todos los creyentes son humildes (ver
los versículos 1:48 y 52). Zacarías dice en el Benedictus que el pueblo habita en tinieblas y sombras de muerte
(1:79), mientras que el anciano Simeón expresa la necesidad de salvación que
tiene el pueblo (2:29). El poema de María dice que
el pueblo está “hambriento” (v. 53) y que todos son siervos del Señor (v. 54). Por
lo tanto, san Lucas propone que aquellos que entonen estos himnos confiesen su
situación de indigentes y proclamen su necesidad de conocer a Dios y recibir el
auxilio de Dios. Esta es la misma actitud del orante en todo el libro de los
Salmos que señala una y otra vez que Dios salvará a los pobres (ver Sal 12:6;
14:6; 72:4.12-14 entre otros) y a todos aquellos que se presentan ante el Señor
como oprimidos y necesitados (Sal 40:18; 70:6; 86:1; 109:22). El ser humano necesita
confesar su sufrimiento, para que Dios pueda intervenir por su salvación. Por
ello, más adelante el Evangelio de san Lucas dirá: “No necesitan médico los que están sanos, sino
los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a
pecadores” (Lc
5:31s).
Para concluir cabe afirmar que estos tres himnos expresan la lectura de los
creyentes a los acontecimientos relatados. Al leerlos, el pueblo piadoso
interpreta el obrar de Dios y la inauguración de los nuevos tiempos. María,
Zacarías y Simeón proclaman en sus respectivos himnos qué sentido tiene que
Dios haya bendecido el nacimiento de estos dos niños. Ellos anuncian y
pronuncian el saber que el Señor reveló a su pueblo. Y es por ello que los creyentes
repetimos estas oraciones día a día recordando la grandeza de la misericordia
divina y la riqueza de la fe cristiana.
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San Simeón con el niño Jesús en brazos |
Muy buena información sin duda.
ResponderEliminaraveces leer la biblia no lo es todo, siempre hay que estudiarla a fondo.
Leer la biblia lo es todo, solamente que hay que estudiarla a profundidad para ser conscientes con certeza lo que Dios quiere de nosotros.
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