La Cruz del Rey de la Gloria (según Marcos 15:20-41)
Introducción
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Fiesta de la Exaltación |
20Cuando acabaron de burlarse de él, le quitaron la
púrpura y le pusieron sus propios vestidos. Luego lo sacan para crucificarlo. 21Y
a un hombre que pasaba por allí, que volvía del campo, Simón de Cirene, el
padre de Alejandro y de Rufo, lo obligan a llevarle la cruz. 22Lo
conducen, pues, al lugar llamado Gólgota, que quiere decir "Lugar de la
calavera". 23Le daban vino mezclado con mirra, pero él no lo
aceptó. 24Luego lo crucifican y se reparten sus vestidos, echando
suertes sobre ellos, a ver qué le tocaba a cada uno. 25Era la hora
tercera cuando lo crucificaron. 26Y encima estaba escrita la causa
de su condena: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27También crucifican con él a
dos ladrones: uno a su derecha y otro a su izquierda. 29Y los que
pasaban por allí lo insultaban, moviendo la cabeza y diciendo: "¡Eh! Tú
que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días: 30sálvate a
ti mismo bajando de la cruz". 31Igualmente, también los
pontífices se burlaban de él, juntamente con los escribas, diciéndose unos a
otros: "Ha salvado a otros, y no puede salvarse a sí mismo: 32¡el
Cristo, el rey de Israel; que baje ahora mismo de la cruz, para que veamos y
creamos!". También los que estaban crucificados con él lo insultaban. 33Llegada
la hora sexta, quedó en tinieblas toda aquella tierra hasta la hora nona. 34Y
a la hora nona clamó Jesús con voz potente: "Eloí, Eloí, lemá sabactaní".
Lo cual quiere decir: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?".
35Y algunos de los que por allí estaban decían al oírlo: "Mira,
está llamando a Elías". 36Corrió entonces uno a empapar una
esponja en vinagre, y poniéndola en la punta de una caña, le daba de beber,
diciendo: "¡Dejadlo! Vamos a ver si viene Elías a bajarlo". 37Entonces
Jesús, lanzando un potente grito, expiró. 38Y el velo del templo se
rasgó en dos de arriba abajo. 39Al ver el centurión, que estaba allí
frente a Jesús, de qué manera había expirado, dijo: "Realmente, este
hombre era Hijo de Dios". 40Había además unas mujeres que
miraban desde lejos, entre las cuales estaban también María Magdalena, María,
la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, 41las cuales,
cuando él estaba en Galilea, lo seguían y le servían, y otras muchas que habían
subido con él a Jerusalén.
Interpretación
En los primeros versículos, vv.
20-24, relata Marcos algunos detalles importantes del camino de la cruz hacia
el exterior de la ciudad. Existe ya una gran teología a cerca del sacrificio
que se realiza fuera de los muros de la ciudad como sacrificio de expiación
(cf. Lev 24:14; Nm 15:35-36; Hb 13:13) y el versículo 24 conecta el relato con
la teología del Salterio. El personaje de Simeón de Cirene carga con un
importante mensaje a los lectores del evangelio. Por un lado el pueblo blasfeman en contra de
Cristo, como si Él no les hubiese enseñado en el Templo. Se olvidaron quien es este
Nazareno que los instruyó en la caridad
y la misericordia divinas y que les curó a sus enfermos. Los seres humanos se
manifiestan aquí con su mayor dureza de corazón. El párrafo se divide en dos
partes principales: En la primera parte se describe el camino hacia el Gólgota
y la elevación de Jesús en la cruz (vv. 21-24) mientras que la segunda parte
relata los sufrimientos de Jesús en la cruz (vv. 25-41).
El camino al
Gólgota comienza con el cambio de envestiduras de Jesús. Se desprende del color
púrpura propio de los reyes y vuelve a vestir su túnica diaria como la que
visten el común de la gente. Después de que Jesús se manifestó por un momento
como el Rey esperado que sufre el maltrato de la humanidad enfrenta ahora con
toda obediencia el sufrimiento de la crucifixión.
Simón
de Cirene
En la
comunidad marquina hubo un testigo importante y famoso que se llamaba Simón de
Cirene. Él fue quien vio a Jesús en su camino al Gólgota y los soldados romanos
lo obligaron a cargar el madero transversal de la cruz. Además, leemos en el
texto el nombre de sus dos hijos, Alejandro y Rufo, que indican respectivamente
un nombre de proveniencia griega y romana mientras que Simeón es un nombre de
origen arameo. Algunos ven el Rufo el
mismo personaje que menciona san Pablo en Rom 16:13. En los otros Evangelios no
aparecen estos dos nombres junto a Simón, por lo tanto se deduce que los dos
hijos eran conocidos de la comunidad del evangelio de Marcos y quizás eran sus
contemporáneos. Simón hace realidad el llamado que proclamó Jesús en 8:34 e
insta a que soportemos el peso de nuestro prójimo y a que crezca en nosotros el
espíritu de sacrificio por nuestros hermanos. El término Gólgota es una palabra
aramea que quiere decir “cráneo” y probablemente el lugar se llamaba así porque
mirándolo de lejos tenia este aspecto (una roca saliente en la montaña con
forma de cráneo) y porque en ella se ejecutaban las crucifixiones. “Le daban
vino mezclado con mirra” (v.23): generalmente lo ofrecían como un anestésico
para aliviar los dolores pero Jesús lo rechaza porque quiere enfrentar su
destino con toda claridad de mente y porque no duda en ningún momento que se
encuentra en manos de su Padre Celestial. En el versículo 24 san Marcos
prefiere ser breve una vez más y no describe la crucifixión, sólo dice “luego
lo crucifican”. No le preocupa describir en detalles el momento sino que se
interesa en interpretar su significado y en afirmar que todo se realizó según
la voluntad de Dios. Era costumbre que las vestiduras del condenado sean
entregadas a los soldados. Esta vez
decidieron echarlas en suerte, tal como lo dice el Sal 22:19 y afirman así que
Jesús es aquél Justo Sufriente del que hablaron los profetas en el Antiguo
Testamento.
Las horas en la cruz
Con la expresión “Era la hora tercera” comienza la cuenta de
horas. Jesús fue crucificado en la
tercera hora de la guardia romana, o sea a las nueve de la mañana, y murió en
la novena hora de guardia, o sea a las tres de la tarde (ver v. 33). Por lo tanto,
Jesús sufrió la crucifixión durante seis horas y en la séptima hora reposó y
regresó al Padre. No hay duda que estos números tienen relación directa con la
historia de la creación y con todos aquellos textos bíblicos en los que número
seis implica la imperfección y la debilidad mientras que el siete significa la
perfección y la presencia divina (ver Gn 2:1-3; Ex 20:9-10; Ap 1:4; 4:8; 5:1;
13:18).
En el
versículo 26 leemos que los soldados cumplen con el procedimiento y escriben la
causa de la crucifixión sobre la cruz para que el público la sepa. Esta causa
es ser “Rey de los Judíos”, la misma acusación que se utilizó en contra de
Jesús frente a Pilatos (ver 15:2.12). Sin embargo, para el creyente este título
es una proclamación de fe y quiere decir que Jesús es el Mesías esperado, el
nuevo David, el Salvador. Es por ello que el título de “Rey de la Gloria”
(Basileus tes doxes) que leemos en las cruces ortodoxas profundiza en esta
confesión de fe cristiana y ve en el misterio de la cruz, en el mayor momento
de prueba del Nazareno, la manifestación mas clara de la gloria del Hijo de
Dios que realiza plenamente la voluntad del Padre.
La gente que
pasaba frente a la cruz, e inclusive los mismos crucificados con él, le
insultaban o se burlaban (v. 29-32). Esta escena demuestra la incomprensión de
lo que realmente está sucediendo con el Nazareno. Según Salmos 22:8 y Lam
2:15-16, Jesús es el Cristo Rey verdadero. Los dichos de los insultos indican
conocimiento de los diálogos que se dieron en el juicio frente al Sanedrín por
lo que estos testigos ven en la cruz el fracaso completo de la vida del
Nazareno. Aún cuando Jesús haya podido lograr el respeto de la gente cuando
enseñó en el Templo, el final de su vida confirma para ellos su incapacidad de
sacar al pueblo judío de su sufrimiento. Por lo menos, es así como lo entiende
esta gente presente en la cruz. Los mismos dignatarios religiosos judíos no ven
en Jesús al Cristo Rey de Israel porque no entienden las Escrituras como fuente
de inspiración para interpretar los hechos. Jesús está ahí en la cruz abandonado
a su destino. Nadie lo consuela, ni siquiera los que comparten con él el
sufrimiento de la cruz. Jesús ha obedecido a su Padre hasta el punto cúlmine de
aceptar una muerte como ésta y se entregó por los demás. Ahora solo resta que
regrese a su Padre Celestial.
El período
entre la hora sexta y la novena (v. 33) se extiende entre el mediodía y las
tres de la tarde. El momento en el que el sol brilla con mayor fuerza, cuenta
el relato, se oscureció la tierra y de esta manera expresa que la creación hace
duelo por lo que está sucediendo el Gólgota. Jesús se refirió a este
acontecimiento en Mc 13:24 y los profetas dijeron que una cosa semejante
sucedería al final de los tiempos (ver, por ej., Am 8: 9). La muerte y
resurrección de Cristo están en relación directa con el día de su gloriosa Segunda
Venida, son una primicia del día de la Resurrección para que los hombres crean
y se salven.
Los
dichos en la cruz
Después de
esto Jesús expresa sus sentimientos recitando un salmo. Ya lo escuchamos
recitar el salmo 42 en Mc 14:34 y ahora escoge el salmo 22:1 y dice, en arameo:
“Eloí, Eloí, lemá sabactaní” y Marcos traduce para sus lectores “Lo cual quiere
decir: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?”. Con este grito
Jesús expresa su total confianza en Dios en el momento más delicado de su vida,
en el momento en que la mayoría pensó que hasta Dios lo había abandonado. Jesús
eleva con fe la oración del Justo Sufriente que se expresa en el salmo 22 y que
concluye afirmando que Dios hará las obras de salvación con sus fieles: “Recordarán
y volverán hacia el Señor todos los confines de la tierra: ante él se postrarán
las familias todas de las gentes” (Sal 22:28). Sin embargo, los incrédulos
presentes se burlan de su mensaje y consideran que ante la muerte inminente
Jesús pide la ayuda de san Elías. Evidentemente estos oyentes no conocen el
Salterio ni lo que este salmo en sí significa.
Jesús lanza “un
potente grito” (v. 37). Esta voz potente, como dice el griego (phonen megalen) es la voz
del Señor tal como aparece en muchos lugares del Antiguo Testamento. Esta
expresión afirma la presencia de Dios en sus momentos de revelación y de
intervención en la historia (ver Dt 5:22; 1Sam 7:10; Ap 1:10; 12:10). Por otra
parte se rasga el velo del Templo. Esto indica que Dios abandonó el Santo de
los Santos del Templo y que por lo tanto éste ya no tiene ningún valor de culto
para el Pueblo de Dios (cf. Mc 13:2; 14:58; 15:29; Ex 40:3.21). El sacrificio
verdadero se ha realizado de una vez y para siempre en la Cruz y la eucaristía
conmemorará este sacrificio cada vez que se celebre.
La
fe del centurión
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San Longino el Centurión |
Conclusión
El mensaje
de la cruz es un mensaje de vida y gloria. Nos da fuerzas para llevar adelante
los sufrimientos de esta vida y nos enseña el profundo valor de la fe
cristiana. La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz nos propone contemplar
este misterio en un período del año distante ya de la Pascua para que volvamos
a tener presente el valor espiritual de la Santa Cruz.
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Abreviaciones griegas que quieren decir: Jesucristo vence |
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