La Luz Sagrada entre devoción popular y verdad evangélica


El día lunes 19 de abril de 2010 el Padre Georges Masuh, doctor en teología y cura párroco en el Arquidiócesis Ortodoxa de Monte Líbano publica en su columna semanal del diario ANNAHAR (LA JORNADA: www.annahar.com) un artículo titulado "La Luz Sagrada y el verdadero milagro" en referencia a la emanación de la Luz Sagrada del Sábado Santo en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.
El artículo es breve, escrito en un árabe moderno muy estilizado pero con oraciones cortas y elocuentes. Masuh acostumbra a escribir con un fuerte acento crítico sobre todo tipo de comportamientos comunitarios o individuales que considera retrógrados o poco constructivos para la sociedad y la iglesia.
 En este artículo critica el interés mediático por la Luz Sagrada y la manera en que los jefes espirituales de la iglesia promocionan este tipo de devociones populares. Sus argumentos se basan en que este milagro no estaría atestiguado sino a partir de la edad media y en que Cristo ha reprendido siempre a todos aquellos que buscan una señal o prefieren una señal a la palabra de instrucción del Señor. Además, para el Padre Masuh la iglesia debería mover más a sus fieles a comprometerse por causas sociales (tales como la causa palestina, dice él) que a promover la devoción por historias de milagros y rituales con poco valor formativo o de valor formativo discutido.
A pesar de su limitación en el trato de cada uno de los temas, el artículo ha producido fuertes reacciones entre los creyentes ortodoxos del Líbano y se ha formado un foro de e-mails en respuesta a lo que sería una ofensa a las prácticas devocionales de la iglesia ortodoxa. Inclusive, se han llegado a formar discusiones de importancia en los ambientes intelectuales de la ortodoxia libanesa.
Una cosa es certera. El, por así decirlo, fenómeno de la Luz Sagrada mueve la devoción de millones de ortodoxos en el mundo entero. Lo que sucede en la iglesia del Santo Sepulcro es, en breve, lo siguiente: Después de una revisión obligada por parte de la policía israelí que constata la ausencia de cualquier material inflamable en la tumba, el Patriarca Ortodoxo de Jerusalén entra al sagrado sepulcro con sólo un manojo de velas apagadas el día Sábado de Luz y, a puertas cerradas, emana la Luz Sagrada que inunda la tumba y toda la iglesia en una ola de fuego que ilumina rápidamente el templo y que, según los innumerables testigos no produce ningún tipo de quemadura durante los primeros minutos de su emanación. Se pueden ver muchos videos sobre este tema en YOUTUBE. Les propongo este por ejemplo: La emanción de la Luz en 2009
En este blog quiero compartir con ustedes mi opinión al respecto. En primer lugar, quiero dejar firme mi convicción de que no se debe ofender a la devoción popular. Es cierto que muy a menudo las creencias populares necesitan ser guiadas y educadas a través de los que llevan la dirigencia en la iglesia, sin embargo en muchos casos estas devociones son las que dan el mensaje de salvación y de consuelo a muchos hogares que de otra manera quedarían desamparados.
En cuanto a la Luz Sagrada, pues la misma es nada más que un instrumento palpable de la resurrección de Cristo. En ningún momento de la historia de la iglesia este milagro tomó los matices de lo espectacular o lo sobrenatural, en el sentido moderno de estas palabras. Los creyentes ortodoxos y no ortodoxos han peregrinado por siglos a Jerusalén para la pascua y han presenciado este evento y les ha servido para reafirmarse a su manera simple pero vivencial en la fe. La simpleza no implica superficialidad. La simpleza implica sobre todo entrega por parte del creyente a Dios y por lo tanto implica una manifestación de fe muchas veces superior a aquellas de las mentes complejas.
En este blog sobre biblia y liturgia ortodoxa quiero expresar que los "signos" o milagros no son ajenos al cristianismo. Es cierto, Jesús ha reprendido a los compatriotas de su tiempo que querían una señal de Él o un milagro realizado por Él para que probase que realmente viene de Dios (ver Mt 12:38-40; Lc 11:29-30). Sin embargo, Jesús nos ha dado gratuitamente señales de salvación para que el creyente se reafirme en su fe. Esto no quiere decir que el creyente necesite de estos milagros, el creyente ya ha creído sólo en base a la Palabra de Dios, pero esta Palabra viva es una palabra que actúa y que sin lugar a dudas se manifiesta en hechos.
El milagro de la Luz Sagrada congrega a millones de fieles a su alrededor año a año ya sea en Jerusalén o en los aeropuertos a donde llega la llama sagrada horas después de su emanación, o en las grandes procesiones que se organizan en algunas ciudades con motivo de su llegada y en un sinnúmero de templos. Lo importante es que nuestro clero y nuestros dirigentes cristianos sepan orientar esta manifestación de devoción popular y sepan medir el contenido de sus palabras y promesas. Este equilibrio se logra solamente si se conoce bien el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y si se lo sabe interpretar debidamente.
La Luz Sagrada no es un elemento necesario para creer. Caso contrario los millones de creyentes ortodoxos en países distantes que no reciben la luz o que no conocen esta devoción no creerían. La palabra del Evangelio sí es necesaria. Sin ella nadie hubiese sentido hablar de la resurrección. Como dice San Pablo: "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Rom 10:14). De allí en más creo que debemos saber agradecer a Dios por todos los dones gratuitos que nos otorga para fortalecernos en nuestra vida de cristianos y que el clero y los maestros de la iglesia deben saber instruir a la cristiandad de acuerdo a las verdades manifiestas en la predicación de Cristo, en el Nuevo Testamento y en todas las Sagradas Escrituras.

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